Crónicas Españolas
También es necesario referirse a los estudios realizados por la etno-historiadora Chantal Caillavet, que indica que “Para los conquistadores españoles la provincia de Loja es la de los indígenas Paltas… que al parecer es un vocablo genérico que designa a varias etnias”, entre otras: Los Chaparras, los Garrochambas, los Ambocas, los Calvas, los Malacatos y los mismo Paltas.
Además de comparar con las valiosas investigaciones de un historiador autóctono del cantón Paltas, Galo Ramón, que ubica a los Paltas en Catacocha, Pózul, Puyango, Pindal y Zapotillo, a más de los cacicazgos referidos anteriormente y de ciertas similitudes con otros grupos étnicos menores que avanzaban hasta la parte suroriental de la provincia de El Oro y la parte suroccidental de la provincia de Zamora, dando a entender que los cacicazgos formaron una gran nación Palta, que enfrentó a los invasores Incas y más tarde a los conquistadores españoles.
Me parece importante mencionar algunas referencias de los cronistas españoles, que seguramente especularon sobre algunos temas de esta cultura, así Cieza de León dice: “A una parte y otra de donde está fundada la ciudad de Loja hay muchas y grandes poblaciones, y los naturales de ellas casi guardan y tienen las mismas costumbres que usan sus comarcanos y para ser conocidos tienen sus llautos o ligaduras en la cabeza. Usaban los sacrificios como los demás, adorando por dios al sol y a otras cosas más comunes... Muertos los principales engañados por el demonio como los demás de estos indios, los ponen en sepulturas grandes acompañados de mujeres vivas y de sus cosas preciadas.
Garcilazo de la Vega, escribió: “Esta nación “Palta” traía por divisa la cabeza tableada, que en naciendo la criatura le ponían una tablilla en la frente y otra en el colodrillo y las ataban ambas y cada día las iban apretando más y juntando más y más, y siempre tenían la criatura echada de espaldas y no les quitaban las tablillas hasta los tres años; sacaban las cabezas feísimas; y así por oprobio a cualquier indio que tenía la frente más ancha que lo ordinario o el cogote llano le decían Paltauma, que es cabeza de Palta”. Entre la de Cieza y la de Garcilazo hay contradicción: el primero habla de ligaduras, el segundo de tablillas; éste no conoció nuestro territorio por lo que no se puede aceptar lo que haya escuchado por simple referencia.
En el informe de Juan Salinas de Loyola, para el rey en contestación al cuestionario real manifiesta: “de fruta de la tierra hay muchos árboles de todo género, de Indias, así silvestres como de los que se cultiva, como son guayabas. Guabas, caimitos, zapotes y paltas por otro nombre peras y aguacates, e higueras de dos o tres maneras, que se llaman así, de la nueva España, maní y otras muchas frutas, que no se ponen de la propia tierra.
Que la dicha tierra a partes es pelada, de una sabana y de herbazales altos, esto en los valles y lomas; y en las tierras altas es la mayor parte montañosa.
Las guerras que entre ellos usaban es principalmente por robar y matar, para lo cual se acaudillaban con sus caciques y capitanes.
Las armas que usaban eran lanzas, rodelas y dardos arrojadizos y unas hachuelas de cobre y de palo de palma, unos como montantes que llaman ellos macanas.
Que una de las cosas que tienen por más afrenta es cuando los trasquilan o hacen alguna mutilación de miembros por delitos que hayan hecho, y la más que ellos se precian es haber sido en las guerras que han tenido valientes y muertos o cortado cabezas.
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